Todos estamos preocupados por el bajo desempeño que los estudiantes tienen en el aprendizaje de las matemáticas. Los exámenes de ingreso a la universidad son una evidencia. Las pruebas TERCE, realizadas por el Laboratorio de Calidad de la Educación (Unesco, Oreal, Santiago de Chile), también lo evidencian.
El tema está asociado a la calidad del aprendizaje de la lectura comprensiva. Es claro que la enseñanza de la lectura padece también graves problemas. Prioriza la fluidez, pero sin comprensión de lo que se lee. Incluso algunas experiencias innovadoras de organismos especializados también lo evidencian.
El primer problema que se puede identificar en cómo se enseña y aprende la matemática, es que ni los docentes la enseñan enfocándose en su comprensión, ni los estudiantes la acaban comprendiendo; los profesores privilegian la explicación de algoritmos basados en aprender etapas o pasos en la resolución de problemas, sin dar lugar a lo más importante: su comprensión; más que problemas, acaban siendo meros ejercicios mecánicos que para resolverlos, solo deben memorizar pasos, ecuaciones, o procedimientos. Ello explica que para la mayoría de estudiantes, este aprendizaje acabe siendo mecánico, memorístico, sin comprensión, derivando en aburrimiento y sentimiento de complejidad e incapacidad aprendida.
Autores prestigiados en didáctica moderna de la matemática, coinciden en que es necesario cambiar esta cultura algorítmica extendida, y proponen un cambio de paradigma. Al respecto el autor George Polya, desde los años 60 ya emprendió esta discusión.
Nos enfrentamos a dos paradigmas de formación docente y, por ende, de enseñanza-aprendizaje-evaluación. El paradigma algorítmico apuesta a enseñar y aprender pasos metodológicos para resolver cualquier problema. Así, los maestros enseñan los casos de factorización en álgebra como pasos metodológicos, de forma que el estudiante los logra aplicar mecánicamente sin comprender absolutamente nada de lo que hace. Tal paradigma está fuertemente asentado y es muy resistente al cambio. Se ha constituido en una representación social, cultural y mental en maestros, estudiantes y padres de familia.
Esto explica que cuando los jóvenes que participan en Olimpíadas Internacionales, a su regreso reconocen que los problemas que se les plantean no tienen solución algorítmica, sino que demandan un pensamiento creativo, lógico y argumentativo, cuestionador, en suma, heurístico.
Ello nos lleva a la segunda perspectiva --el paradigma heurístico-- según el cual, lo más importante no es aplicar pasos, si bien será necesario seguir un orden lógico. Lo esencial es que, tanto quien enseña, como quien aprende, logren formular un plan de resolución, comenzando por hacerse una representación mental (comprensión con significado) del problema y, a partir de ello, tomando en cuenta los datos, elaborar una estrategia de resolución formulando un conjunto de preguntas, a fin de identificar estrategias de resolución por partes. Por ello es tan importante “enseñar preguntado, para que aprendan preguntándose”.
Es claro, asimismo, hasta qué punto el modelo de enseñanza eficientista ha marcado los métodos de enseñanza, privilegiando respuestas rápidas, y no el pensamiento reflexivo y heurístico que, como es obvio, requiere de más tiempo, pero es de más calidad.
Este énfasis en el viejo paradigma de enseñanza de la matemática ha llegado a devaluar el rol de la resolución de problemas en el aprendizaje, acabando por convertirlos en meros ejercicios que no desarrollan capacidad alguna. Desde el nuevo paradigma, por el contrario, lo fundamental será avanzar en la resolución de auténticos problemas, desde una modelo de razonamiento heurístico, ya no algorítmico.
Este paradigma mecanicista también convive asociado con una perspectiva academicista, artificial. Si se revisara la mayoría de libros de texto, clásicos y modernos, podríamos observar que los problemas que formulan son ajenos al país y contextos cotidianos que viven los estudiantes, en los que tendrán que aplicar los aprendizajes matemáticos.
Un principio moderno de la didáctica establece que lo que se enseña en situaciones artificiales, desvinculadas de la realidad cotidiana de los estudiantes, no se logrará transferir al contexto cotidiano, lo que explica que gran parte de lo que se aprende en el aula no se sepa utilizar para resolver problemas reales y cotidianos en su medio social.
Necesitamos un cambio de perspectiva en la formación de profesores de matemáticas, lo que abonará a un aprendizaje comprensivo de la misma.
*PhD. Director del Ideuca y coordinador del Doctorado en Ciencias Sociales y Humanas.
El tema está asociado a la calidad del aprendizaje de la lectura comprensiva. Es claro que la enseñanza de la lectura padece también graves problemas. Prioriza la fluidez, pero sin comprensión de lo que se lee. Incluso algunas experiencias innovadoras de organismos especializados también lo evidencian.
El primer problema que se puede identificar en cómo se enseña y aprende la matemática, es que ni los docentes la enseñan enfocándose en su comprensión, ni los estudiantes la acaban comprendiendo; los profesores privilegian la explicación de algoritmos basados en aprender etapas o pasos en la resolución de problemas, sin dar lugar a lo más importante: su comprensión; más que problemas, acaban siendo meros ejercicios mecánicos que para resolverlos, solo deben memorizar pasos, ecuaciones, o procedimientos. Ello explica que para la mayoría de estudiantes, este aprendizaje acabe siendo mecánico, memorístico, sin comprensión, derivando en aburrimiento y sentimiento de complejidad e incapacidad aprendida.
Autores prestigiados en didáctica moderna de la matemática, coinciden en que es necesario cambiar esta cultura algorítmica extendida, y proponen un cambio de paradigma. Al respecto el autor George Polya, desde los años 60 ya emprendió esta discusión.
Nos enfrentamos a dos paradigmas de formación docente y, por ende, de enseñanza-aprendizaje-evaluación. El paradigma algorítmico apuesta a enseñar y aprender pasos metodológicos para resolver cualquier problema. Así, los maestros enseñan los casos de factorización en álgebra como pasos metodológicos, de forma que el estudiante los logra aplicar mecánicamente sin comprender absolutamente nada de lo que hace. Tal paradigma está fuertemente asentado y es muy resistente al cambio. Se ha constituido en una representación social, cultural y mental en maestros, estudiantes y padres de familia.
Esto explica que cuando los jóvenes que participan en Olimpíadas Internacionales, a su regreso reconocen que los problemas que se les plantean no tienen solución algorítmica, sino que demandan un pensamiento creativo, lógico y argumentativo, cuestionador, en suma, heurístico.
Ello nos lleva a la segunda perspectiva --el paradigma heurístico-- según el cual, lo más importante no es aplicar pasos, si bien será necesario seguir un orden lógico. Lo esencial es que, tanto quien enseña, como quien aprende, logren formular un plan de resolución, comenzando por hacerse una representación mental (comprensión con significado) del problema y, a partir de ello, tomando en cuenta los datos, elaborar una estrategia de resolución formulando un conjunto de preguntas, a fin de identificar estrategias de resolución por partes. Por ello es tan importante “enseñar preguntado, para que aprendan preguntándose”.
Es claro, asimismo, hasta qué punto el modelo de enseñanza eficientista ha marcado los métodos de enseñanza, privilegiando respuestas rápidas, y no el pensamiento reflexivo y heurístico que, como es obvio, requiere de más tiempo, pero es de más calidad.
Este énfasis en el viejo paradigma de enseñanza de la matemática ha llegado a devaluar el rol de la resolución de problemas en el aprendizaje, acabando por convertirlos en meros ejercicios que no desarrollan capacidad alguna. Desde el nuevo paradigma, por el contrario, lo fundamental será avanzar en la resolución de auténticos problemas, desde una modelo de razonamiento heurístico, ya no algorítmico.
Este paradigma mecanicista también convive asociado con una perspectiva academicista, artificial. Si se revisara la mayoría de libros de texto, clásicos y modernos, podríamos observar que los problemas que formulan son ajenos al país y contextos cotidianos que viven los estudiantes, en los que tendrán que aplicar los aprendizajes matemáticos.
Un principio moderno de la didáctica establece que lo que se enseña en situaciones artificiales, desvinculadas de la realidad cotidiana de los estudiantes, no se logrará transferir al contexto cotidiano, lo que explica que gran parte de lo que se aprende en el aula no se sepa utilizar para resolver problemas reales y cotidianos en su medio social.
Necesitamos un cambio de perspectiva en la formación de profesores de matemáticas, lo que abonará a un aprendizaje comprensivo de la misma.
*PhD. Director del Ideuca y coordinador del Doctorado en Ciencias Sociales y Humanas.
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