sábado, 30 de abril de 2016

En Burbank, un alumno inició un movimiento para no tomar los exámenes estandarizados estatales

Kelly Corrigan

De los 656 estudiantes junior de Burbank High, 269 optaron por no presentar el examen luego de que uno de sus padres firmara la petición.



Para el estudiante de Burbank High Sam Gorman, la opción de no presentar el examen significó levantarse contra una prueba que se basa "en mucha información y estándares redundantes, en lugar de en adquirir conocimientos duraderos", señaló el alumno mediante un correo electrónico.

Durante su estancia en Suiza el verano pasado, donde asistió a una cumbre presentada por Education First, una compañía internacional que administra programas de estudio fuera de los Estados Unidos, Gorman se enteró que que podía elegir no tomar el examen: "Trabajar con expertos en educación y progresistas como Sir Ken Robinson y Nikhil Goyal me ayudó a abrir los ojos a las interesantes posibilidades de un sistema educativo que trata a los estudiantes más como los individuos que son y menos como los datos en bruto que se han vuelto", afirmó.
 
Esta prueba estatal se basa en los estándares estatales de California, recientemente llamados Estándares Básicos Comunes (Common Core). El examen computarizado debutó en California hace dos años en reemplazo de la prueba STAR, con respuestas de opción múltiple.

El nuevo examen computarizado testea a los estudiantes en matemáticas y en artes del lenguaje, y es administrado por educadores para medir el nivel de preparación de los alumnos para la universidad. Los alumnos desde el tercer hasta el octavo grado también deben tomar la prueba para dar a los educadores una muestra del entendimiento de los estándares estatales.

Sam escribió acerca de estos exámenes en su sitio en internet,  YoungchangeBestchange.org, y posteriormente, a mediados de marzo, tuiteó un enlace que explicaba a los estudiantes la opción de no tomar la prueba. Los alumnos junior deben hacer una petición por carta; en ella debe estar la firma de los padres, la fecha y debe ser enviada al director de la escuela.

Era mediados de marzo y todavía faltaban algunas semanas antes de que comenzaran los exámenes, el 7 de abril, cuando un compañero le preguntó a Daniel Park, estudiante junior, si el haría valer la opción de no tomar el examen. "En todas partes la gente se preguntaba '¿Vas optar por no realizar el examen?'", confirmó el joven por teléfono esta semana.

Daniel es un estudiante con miras a la universidad, que está inscripto en cinco clases AP (historia de los Estados Unidos, inglés, cálculo, psicología y física). También es presidente del Key Club, en donde se reúne cada dos semanas y ayuda a organizar eventos de servicio social, como recoger basura en la playa, dar tutoría a estudiantes o participar en caminatas que sirven para recaudar fondos para organizaciones nacionales o regionales.

Daniel aseguró que a muchos estudiantes como él les agrada la idea de no tomar los exámenes estandarizados, en parte porque saben que ello no afectará su ingreso a la universidad y porque actualmente ya tienen mucho de qué ocuparse.



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Buscan acercar idioma japonés a estudiantes leoneses

El crecimiento del intercambio cultural y económico entre México y Japón abre la oportunidad para que jóvenes mexicanos aprendan a hablar japonés en la Universidad de Estudios Extranjeros de Kyoto, Japón.

Yoko Kawaguchi, directora de asuntos latinoamericanos de la mencionada institución japonesa, se reunió este lunes con el alcalde Héctor López Santillana y le informó de la oferta educativa de la Universidad, considerando el crecimiento del intercambio cultural y económico entre ambos países.

"Ofrecemos un curso de japonés intensivo para extranjeros, no tenemos muchos requisitos para el ingreso, solamente deben tener un certificado de preparatoria y un nivel (de japonés) aunque sea muy bajo.

"Es una gran oportunidad para los mexicanos, ir a Kyoto. He visto la repercusión aquí en México de la necesidad de estudiar el japonés. Con toda la inversión japonesa en esta región, es un fenómeno nunca visto que hayan emigrado tantos japoneses, la demanda del idioma japonés es muy grande", indicó la directiva.

Aunque todavía no hay un acuerdo concreto con el gobierno municipal para establecer un mecanismo de intercambio, Yoko Kawaguchi informó que sostendría una reunión con el cónsul de Japón, Yasuhisa Suzuki, donde podría definirse un método para facilitar que los mexicanos estudien en la Universidad.

Como requisito para ingresar a la Universidad de Kyoto, los jóvenes deben haber estudiado por lo menos 150 horas de japonés en cualquier institución o con cualquier maestro particular.

El director de Economía, Ramón Alfaro Gómez, explicó que ya hay un convenio con la Universidad de Guanajuato para este intercambio, y se propondrá que este se extienda al campus León.

"Es una gran oportunidad para los jóvenes para que luego puedan insertarse de manera efectiva en las empresas japonesas, tan solo en Puerto Interior tenemos 40 empresas japonesas y tenemos una cartera de proyectos de empresas que están por establecerse en León y eso nos permite formar a la gente", comentó.

Agregó que otras opciones para concretar los convenios son instituciones privadas como la Universidad de la Salle y la Universidad Iberoamericana, e instancias como Educafin, con apoyo del gobierno estatal. El curso en la Universidad de Kyoto es de un año.



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Niña de 15 años bate récord con primer puesto en la UNI

Por: Michael Livia

La fuerza, la dedicación y el gusto por lo que se hace nos abre las puertas al éxito y a la felicidad con uno mismo. Todos los padres sueñan con ver a sus hijos ingresar a la universidad y convertirse en profesionales, de eso no caben dudas. Pero los padres de Franccesca Rojas, vecina del distrito de San Martín de Porres, jamás imaginaron que a esta corta edad, su hija no solo lograría ingresar a una de las universidades más competitivas. La joven Franccesca lo hizo en el primer lugar del cómputo general, logrando batir un récord. Esta es la historia de Franccesca y su admirable ingreso a la UNI.

¿Cuánto tiempo te estuviste preparando para los exámenes?
Creo que desde siempre. Siempre me he preparado para la época universitaria. Pero podría decirse que desde tercero, cuando empecé la academia.

¿Pensaste ingresar en el primer intento y en el primer lugar?
Pensaba ingresar, claro. Pero ingresar en el primer lugar sí fue una sorpresa para mí. Yo estaba convencida de lo que podía hacer, jamás imaginé tan buenos resultados.

¿Cuál fue tu reacción?
La verdad, ni mi familia ni yo nos lo podíamos creer. Los resultados no salían, la red estaba saturada. Cuando por fin pudimos verlo, no lo creíamos. Pensábamos que era un error del sistema (risas).

¿Y cómo te convenciste?
Por una carta que me mandaron de la UNI para felicitarme y darme la noticia formal.

¿Cómo estás tomando las cosas?
De hecho, no tengo tiempo para pensar en eso. Fue un momento feliz, pero ahora estoy enfocada en los cursos de inducción.

¿Cómo te va?
Es difícil, pero lo sé llevar. Es cuestión de empeño.

Eres bastante joven…
Sí, lo que pasa es que cuando estuve en inicial me adelantaron de año.

¿Y eso no te trajo problemas?
Felizmente, no. Siempre me gustó estudiar, amo los libros y los números.

¿Te absorbió el hecho de prepararte?
No, creo la idea está en organizarse. Yo sabía que mis momentos de estudio eran sagrados, pero siempre había espacio para salir a distraerme con los amigos. Hasta estudiaba con ellos a veces.

Más allá de los estudios y leer libros ¿Qué sueles hacer en tus ratos libres?
Me gusta jugar vóley con mis vecinos y amigos. Yo entrenaba de pequeña, pero lo dejé para dedicarme a los estudios.

¿Por qué elegiste ingeniería de sistemas?
Averigüé sobre la carrera y me gustó. Mi inclinación por la ingeniería viene por mi gusto por los números y porque me inspiré mucho en la carrera de mi hermana.

¿Qué estudia ella?
Ingeniería Electrónica. Para mí ella siempre ha sido una inspiración.

Y ahora que estás en clases ¿Sientes presión por ser el primer lugar?
Sí, claro. Trato de no darle mucha importancia, pero tampoco lo paso por alto. Cualquier error que cometa es como un "Pero ¿Tú no eras el primer lugar?".

Además de convertirte en ingeniera ¿A qué aspiras?
Durante la carrera me gustaría acceder al programa de intercambio y viajar al extranjero. O acceder a una beca para hacer cursos afuera. Pero sí quisiera trabajar y vivir en mi país.


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UNAP ELIMINÓ PUNTAJE MÍNIMO

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 A pesar que se eliminó el puntaje mínimo, muchos jóvenes no lograron ingresar a la universidad en esta oportunidad, por ejemplo: en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas hubieron 8 vacantes, el primer lugar hizo 92 puntos, y el octavo lugar hizo 48 (último en ingresar); en esta facultad hubieron 134 postulantes, por lo tanto 126 jóvenes no lograron acceder a la educación superior.

Ante las críticas en redes sociales debido al bajo puntaje con el que ingresaron algunos jóvenes a la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana (UNAP) en el último examen de admisión 2016 – II, la Oficina de Imagen Institucional informa a la opinión pública que la Comisión Central de Admisión dejó sin efecto el puntaje mínimo (55) en cumplimiento de la nueva Ley Universitaria 30220.

La nueva Ley Universitaria 30220, establece en su Artículo 98: "Ingresan a la universidad los postulantes que alcanzan plaza vacante y por estricto orden de mérito". La UNAP es respetuosa de las normas y reglas en cumplimiento del estado de derecho, además en una coyuntura que es supervisada por la Superintendencia Nacional de Educación Superior (SUNEDU).

Cabe señalar que el alto puntaje en los exámenes de ingreso, no garantiza el egreso exitoso de la universidad. Pero sí permite que más jóvenes peruanos puedan acceder a la educación superior.

El primer lugar en el puntaje general, logrando su ingreso a la Facultad de Medicina Humana, fue Sixto Junior Flores Olano quien hizo 95 puntos. El segundo lugar Víctor Jean Parimango Álvarez hizo 93 puntos, ingresando a la Escuela de Economía de la FACEN. El tercer lugar fue por los jóvenes Junior Flores Ramírez, Wendy Mabel Miranda Tunjar y Debbye Hidalgo Caballero, quienes hicieron 92 puntos, ingresando a las facultades de Odontología, Ingeniería de Sistemas e Ingeniería en Gestión ambiental, respectivamente.


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Sólo el 20% de los universitarios se recibe en el tiempo esperado


De cada 100 ingresantes, sólo 20 finalizan las carreras en el tiempo previsto por los planes de estudio de la Facultad de Humanidades y la de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales, según datos proporcionados por las secretarías académicas de estos centros educativos que pertenecen a la Universidad Nacional de Misiones.

Se explicó que la mayoría de los universitarios se atrasa en el primero y segundo año del ciclo básico. "En el proceso de adaptación al sistema de la facultad, les cuestan mucho el primero y segundo año, una vez que pasan esos años generalmente se reciben", señaló Mirta Ganduglia, secretaria académica de la Facultad de Ciencias Exactas. En su mayoría, los estudiantes tienen entre 18 y 20 años al momento de ingresar a la universidad.

Las autoridades precisaron que las mayores dificultades se presentan en los trabajos de lectoescritura, que se agudizan con la falta del hábito de estudio y el desarraigo familiar.

Según los últimos registros de la Secretaría Académica de la Unam, en los primeros años la deserción es del 50 por ciento. Teniendo en cuenta estas cifras, el 30 por ciento de los estudiantes se recibe fuera del tiempo estipulado por la universidad.

"No se acostumbran a tener un ritmo de estudio o cumplir con los horarios de las clases y la entrega de los trabajos en fecha. Hay un desfasaje muy grande entre lo que es la escuela secundaria y la universidad", señaló Ganduglia.

Además, explicó que entre los inconvenientes en el transcurso de la carrera, también se hallan dificultades para la resolución de problemas, una competencia esencial para el ritmo de la universidad. "Les cuesta la abstracción, más que nada en algunas materias que tienen ejercicios de matemática", sostuvo Ganduglia.

Entonces, se especificó que las ingenierías resultan las carreras más complicadas para los estudiantes que, en esta etapa de ingreso, están siendo acompañados por estudiantes guías, quienes dictan tutorías para los ingresantes.

De acuerdo a los últimos datos brindados por la dirección académica de esta facultad, este año hubo un ingreso de 800 estudiantes, que superaron en un 20 por ciento la cantidad de matrículas registradas el año pasado.

El bajo porcentaje de egresos se repite en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, que registra entre un 20 y 30 por ciento de estudiantes recibidos en el tiempo estipulado.

En esta casa de estudios, además de las dificultades académicas, se suma que el 20 por ciento de los ingresantes trabaja. "Son pocos los chicos que logran terminar la carrera a tiempo, por muchas variantes que van pasando. Algunos tienen problemas para adaptarse y les lleva dos años para entender el sistema de la facultad. Hay otros que tienen problemas personales, que también influyen en los procesos de adaptación", contó María Amable, secretaria académica de la Facultad de Humanidades.

A esta facultad, en 2016 ingresaron 1.400 estudiantes de toda la provincia, que eligieron la carrera de Trabajo Social como principal opción, después Comunicación Social, Educación Especial y Turismo.

También en Humanidades se lleva adelante un programa de contención del alumnado para mejorar la tasa de permanencia y egreso con el título. En la universidad se profundiza el trabajo con el Programa de Apoyo al Estudiante, que cuenta con 200 alumnos tutores distribuidos en quince comisiones.

 Trabajan con tutores pares

Desde las universidades se explicó que se trabaja con grupos de estudiantes avanzados, quienes se encargan de acompañar y guiar los ingresantes en la etapa de adaptación a la facultad "para que los chicos no abandonen; muchas veces las familias hacen un esfuerzo grande para que los chicos puedan estudiar y el chico viene acá y no logra adaptarse. Influyen factores académicos y también afectivos", señaló Renzo Rodríguez, secretario de Bienestar Estudiantil de la Facultad de Humanidades.

 

Con esta iniciativa, que se lleva adelante tanto en Exactas como en Humanidades, se trata de afianzar la permanencia del alumno en la universidad. "Que el joven pueda afianzarse en un grupo y terminar la carrera, que pueda entender que la facultad tiene otra rutina", precisó Rodríguez.

 

En total a esta facultad asisten alrededor de diez mil estudiantes, precisaron desde secretaría.



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Estudio muestra que universitarios pueden subir hasta diez kilos en su carrera


Pasar del colegio a la universidad implica más independencia, pero también responsabilidades y cambios en la rutina diaria que están impactando en la alimentación y el peso de estos jóvenes.

Resultados preliminares de un estudio realizado por la Escuela de Nutrición y Dietética de U. Santo Tomás Viña del Mar, evidenció que los estudiantes universitarios pueden subir entre uno y dos kilos por año producto de los malos hábitos que adquieren en este período.

La investigación, próxima a ser publicada, señala que entre su primer año de carrera y el tercero, los jóvenes muestran una diferencia de peso de 3,3 kilos, es decir, un alza promedio de 1,1 kilo por año como mínimo. Según el estudio, no hay diferencias entre hombres y mujeres, ni en el tipo de carrera.

Claudia Encina, directora de la Escuela de Nutrición de la UST Viña del Mar y autora del estudio, explica que "durante el primer año llegan muchos alumnos con un estado nutricional normal, pero esa normalidad disminuye al tercer año, donde aumentan los estudiantes con sobrepeso y obesidad".

Si en el primer año, el peso promedio de los alumnos recién ingresados es de 64 kilos, en tercer año ya sumaban 3,8 kilos más, llegando a 67,8 kilos promedio. "Pueden subir entre uno y dos kilos por año durante su permanencia universitaria", dice Encina.

La experta explica que un grupo que estaba en condición de peso normal (normopeso) cuando ingresó a la carrera, al tercer año pasó a tener sobrepeso. Otros seguían dentro del rango normal, aunque también habían subido. Con todo, los considerados con un índice de masa corporal (IMC) normal, disminuían 8% al tercer año. El grupo considerado con sobrepeso también aumentaba (alrededor de 5%), mientras que el grupo considerado como obesos, permaneció en él.

Si en el primer año, el 69% de los alumnos pertenecía al grupo de IMC normal, en los de tercer año, se reducía a 58%.

Existen varias razones que explican el aumento de peso en los jóvenes. "Muchos universitarios salen de sus casas y ya no tienen los mismo horarios que el resto de la familia. Tienen menos disponibilidad para la alimentación y no creen que sea importante. Están casi todo el día en la universidad, no alcanzan a volver a su casa para almorzar y los productos que eligen no son los más nutritivos", dice Encina.

Sin almuerzo

Rinat Ratner, nutricionista de Clínica Alemana, participó hace dos años en otro estudio con universitarios que recogió los patrones de alimentación, actividad física y antecedentes de patologías de 6.823 jóvenes de 54 universidades y centros de formación técnica. La investigación mostró que menos del 50% de los jóvenes toma diariamente desayuno, cerca de un tercio no almuerza todos los días y menos de un 20% cena. 

"Los universitarios tienen poco tiempo para comer y poco dinero para hacerlo. Incluso, dentro de las mismas instituciones la disponibilidad es compleja, hay largas filas en los casinos y los precios no siempre les acomodan. Ante eso, prefieren la comida al paso, completos, empanadas, pizzas, algo que puedan comer en el camino", dice Ratner. Los más jóvenes son los que tienen peores hábitos: sobre los 22 o 23 años ya se alimentan mejor, lo que habla de un proceso de adaptación, según la nutricionista.

Para Rodrigo Alonso, nutriólogo de Clínica Las Condes, buena parte de las personas que hoy buscan ayuda del especialista, ganaron peso mientras eran universitarios. "A esa edad se come mal, pero además, hay también menos tiempo para la actividad física, porque se privilegian los estudios. Es la ecuación perfecta: más calorías y menos ejercicio", explica.

Un joven normopeso de 75 kilos, sedentario, necesita entre 1.800 y 2.000 calorías, pero un solo completo tiene 350 calorías y no se comen uno de almuerzo si no dos acompañado de bebidas azucarada. Entonces, en esa sola comida ya tiene poco más de la mitad de las calorías que necesita al día, señala como ejemplo Alonso. 

A juicio de Encina, es necesario que las universidades se preocupen por la nutrición de sus alumnos y los ayuden en esta etapa en la que se hacen más responsable de ellos mismos. 

Plantea que poner créditos deportivos obligatorios, instalar la actividad física en  las mallas de las carreras y revisar las minutas del menú que tienen las empresas en convenio a quienes les concesionan casinos de los recintos puede ayudar.

Para Ratner, las universidades deben tener estrategias saludables como institución y no sólo pensando en los alumnos sino también en los profesores y funcionarios. También señala que además de casinos saludables y espacios para comer, se debe incluir kioscos y expendedoras con productos más sanos. 

Consumo de sal

El estudio también consideró la ingesta de sal entre los estudiantes. "Cuando salen de la universidad tienen entre 22 y 25 años y a esa edad comienza a gestarse la hipertensión, dislipidemia y colesterol, algo que antes comenzaba a los 35 o 40 años", dice Encina. Ya al ingresar a la universidad, consumen más sodio de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) -2.000 miligramos al día-, principalmente contenido en productos envasados y elaborados (galletas, papas fritas). Los de tercer año mantienen esta mala conducta y sólo en el caso de las carreras ligadas al área de la salud disminuyó la ingesta de sal. 



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¿Cómo ahorrar para pagar la universidad de nuestros hijos?

Del total de estudiantes universitarios, el 70% estudia en universidades privadas, cuyas pensiones varían en función al colegio de procedencia, el nivel socioeconómico o la carrera elegida.






Aproximadamente siete de cada 10 jóvenes entre 15 y 18 años desean ingresar a la universidad y en la actualidad más de un millón de alumnos se encuentran comprendidos en el sistema universitario, informó William Muñoz, director de Investigación de la Universidad Católica Sedes Sapientiae (UCSS).

Indicó que del total de estudiantes universitarios, el 70% estudia en universidades privadas, cuyas pensiones varían en función al colegio de procedencia, el nivel socioeconómico o la carrera elegida.

"Tener a los hijos en la universidad, es uno de los mayores anhelos de un padre de familia; quien se preocupa por dotarlos de una adecuada preparación, a fin de alcanzar un futuro prometedor, en un mercado cada vez más competitivo", comentó.

En ese sentido, ¿cómo financiar estos estudios?, pues el especialista señaló que las alternativas más comunes son dos: tomar un seguro o ahorrar.

"Un seguro tiene por ventaja la posibilidad de garantizar la suma asegurada, incluso, si el padre falleciera. Sin embargo, normalmente, este instrumento obliga a determinados cumplimientos y al pago de una prima", explicó.

Por ello, consideró que este mecanismo estaría más al alcance de las familias de segmentos A y B+.

Las opciones disponibles son: Fondo Universitario (Pacífico Seguros), Pensión Educativa Segura (La Positiva), Seguro Universitario (Sura), Fondo Universitario (Mapfre) y Seguro de Renta Escolar (Interseguro).

"Sin embargo, la opción, que a mi criterio, sería la más escalable y recomendable para los segmentos B, C y D, es el ahorro familiar, ya que es una herramienta flexible y que se acomoda a la disponibilidad real de recursos", enfatizó.

Una familia puede ahorrar por distintos períodos de tiempo, que van desde un año hasta 16 años; y con distintos montos, además pueden combinarse depósitos de ahorro y depósitos a plazo.

"Buscando optimizar el rendimiento, se pueden elegir entre instituciones de Banca de Consumo, como Falabella y Cencosud, y Cajas Municipales como Tacna y Arequipa, entre otras; las que otorgan las mayores tasas por depósitos", añadió.

"Hemos elaborado un cuadro que comprende una síntesis de los costos aproximados de las pensiones en universidades privadas de Lima Metropolitana, esto con información de la Guía Vocacional del portal Educación al futuro, y elaborado datos para dos escenarios", detalló.

El primer escenario asume un ahorro desde el nacimiento de un hijo hasta el ingreso de este a la universidad (ahorro por 16 años) y el segundo asume un ahorro durante los años de estudios secundarios (cinco años).



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