viernes, 16 de octubre de 2015

¿Cuál es el futuro de las universidades en Centroamérica?

Innovación, competencias universales, calidad, competitividad y vinculación con sus países. Estos son los temas que tienen en la agenda las universidades de la región.



Por Velia Jaramillo

Están conscientes de que la agenda global y regional cambió, y hoy toman relevancia temas como conservación de recursos naturales, nuevas tecnologías, desarrollo e inclusión social.
El mercado también cambió, y hoy reclama profesionistas que se comuniquen en varios idiomas, sin fronteras, capaces de trabajar en equipos multidisciplinarios y multiculturales y con capacidades de adaptación y negociación.
¿Cuáles de estas tendencias están más presentes en la región, y de qué manera responde la educación superior?
La pregunta la respondieron los rectores de destacadas universidades centroamericanas. Desde la Universidad de Costa Rica (UCR), su rector Henning Jensen Pennington advierte sobre la tendencia a la especialización, que puede dejar de lado la educación integral.
“Defendemos con mucho énfasis una visión global de la academia. Somos una full university, que vamos a dar tanto énfasis a las ingenierías, como a las artes, la música, la filosofía”. En su oferta formativa, explicó, “fomentamos que cada una de estas áreas académicas se renueve, sin hacer una acentuación prioritaria sobre un área que nos lleve a engranar a la academia con el mercado.
Porque el mercado es cambiante, es posible que cambie tanto que a esos que formamos en biotecnología exclusivamente, después se vayan a quedar sin trabajo. Entonces los formamos en biología en general pero con la capacidad de aplicar los conocimientos biotecnológicos en la biología, en la agronomía, en la fisiología de plantas. Tenemos una perspectiva más holística”.
Para las escuelas de negocios, el reto que imponen las nuevas tendencias tampoco es menor: “los ejecutivos necesitan diseñar estrategias en entornos altamente inciertos, y los retos se hacen aún más complejos si tomamos en cuenta la necesidad de adaptarse a culturas diferentes, de gestionar equipos diversos y desarrollar e implementar modelos de liderazgo adaptativos”, explicó el rector de Incae, Enrique Bolaños. Además, predomina una obsolescencia muy rápida en cuanto al conocimiento, “tenemos que pensar en el life long learning para poder impulsar el crecimiento de nuestras organizaciones y mantenernos competitivos en el mercado laboral. Las escuelas de negocios debemos tener portafolios muy innovadores y dinámicos, que cambien y se adapten a lo que los mercados están pidiendo”.
Roberto Medina, rector de la Universidad Americana (UAM) de Nicaragua, encuentra otras tendencias en la educación superior global. Una es la masificación: el porcentaje de jóvenes que ingresa o quiere ingresar a la universidad aumenta. Ello, observó Medina, ha traído una transformación de la demografía estudiantil, que si bien aún no se observa mucho en América Latina, ya se refleja en Europa y Estados Unidos, con una tendencia clara al aumento de la edad de los estudiantes.

adultos que regresan a la universidad a buscar recalificación, buscando mejorar su currículo para poder ser más competitivos en un mercado laboral complicado sobre todo a raíz de la crisis económica”.
Además, apuntó el rector nicaragüense, “la tendencia a la feminización de la matrícula es clarísima en el mundo entero. En América Latina también se da, ya en la mayoría de las universidades el número de estudiantes mujeres ronda el 60%”.
Otra tendencia es la migración a diseños curriculares basados en competencias y el medir o diseñar los estudios en función de la adquisición de las competencias que el mercado laboral está demandando, observó el rector de UAM.

”Necesitamos una Revolución”

“El sistema educativo sigue el modelo fast food, está estandarizado y nosotros no lo estamos. Tenemos que reconocer que el talento humano es tremendamente amplio y que nos interesamos por lo que nos apasiona. Hay que pasar de una educación lineal, segmentada, a una que reconozca que el crecimiento del ser humano no es mecánico sino orgánico; personalizar la educación es la respuesta al futuro”.
El concepto es de Ken Robinson, uno de los mayores expertos en creatividad, calidad de enseñanza, innovación y recursos humanos. En sus presentaciones y ensayos insiste en que no alcanza con una reforma del sistema educativo porque sería “cambiar lo que está fracasando; necesitamos no una evolución sino una revolución. Hay que transformarlo en otro”.
Para Roger Chao, profesor de la Universidad de Hong Kong y asesor de Naciones Unidas en educación, el valor de la universidad no se limita a enseñar, sino que debe colaborar con la formación de la identidad, generar capacidad crítica y analítica. Plantea que el rol de las instituciones educativas cada vez se debe focalizar más en la “mejora social, en la relevancia económica y en el conocimiento aplicado”.

Carlos Scolari, docente e investigador de la Pompeu Fabra (Barcelona) y autor del trabajo Diseñar la universidad del futuro, dice a E&N que a nivel de enseñanza superior las universidades perdieron el monopolio de la formación aunque todavía no su centralidad.
Respecto de la generación de conocimiento científico, también hay más productores, se sumaron empresas y laboratorios independientes. “En ambos casos —señala— estamos frente a un panorama que podemos califi-car de polifónico, poblado con muchos actores y voces, lo que es bueno”.
Scolari señala que la educación y las formas de transmisión del conocimiento evolucionan. En la antigüedad la transmisión era oral, después vinieron los libros y en las últimas décadas se fueron incorporando otros lenguajes y formatos.
Las conferencias TED —dice— son una versión actualizada de la vieja clase magistral pensada para las nuevas pautas de consumo audiovisual en red. Comparten muchos de los límites de aquellas clases pero aportan un soplo de aire fresco. Aunque insiste en que la enseñanza no puede basarse en clases magistrales, comenta que si en algún momento hay que acudir a una transmisión lineal de conocimiento prefiere “una charla TED de 18 minutos a un discurso de dos horas sin ningún tipo de soporte audiovisual”.

Para Chao la tecnología es, a la vez, “una bendición y una maldición” para la educación. El incremento de su uso permite expandir el conocimiento pero también reduce los controles de calidad, aunque la tecnología “por sí sola no cambia los principios” de la educación.
Apunta que el mérito del formato TED no pasa por reflejar “necesariamente los marcos académicos, sino por ofrecer una significante variedad de visiones sobre diferentes temas”.
Vinculadas a la comunidad
Para las universidades centroamericanas un tema clave es la extensión, que permite la transferencia de conocimientos y tecnología y el acercamiento a la realidad por lo que se impacta a la sociedad y al estudiante que se está formando, destacó el rector de la Universidad del Valle, Roberto Moreno Godoy.
“Más allá de formar a buenos profesionales para el futuro del país, las universidades deben buscar que sus proyectos e investigaciones tengan aplicaciones prácticas a la solución de problemas concretos, e impactar a la población a través de diferentes programas de extensión”.
Es un tema en el cual también trabaja fuertemente la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN) de El Salvador, que realiza esfuerzos de investigación a través de los Centros de Extensión, destacó su rector Ricardo Poma. Un ejemplo: el Centro de Políticas Públicas de ESEN realiza el Índice de Competitividad Municipal (ICM), que mide el grado de gobernanza económica en los 100 municipios más poblados y que concentran más del 90% de la actividad económica de El Salvador.
Además, con el objetivo de poner al servicio del país los recursos académicos de la ESEN, se ha creado el Centro de Políticas Públicas (CPP), que conduce investigación aplicada a temáticas relacionadas con el desarrollo económico, y la evaluación de la efi-ciencia, eficacia e impacto de políticas públicas sobre el bienestar de la población.
Desde Incae, el compromiso es “impulsar mucho más nuestros Centros de Investigación, sobre todo el Clacds, que ha hecho mucho a lo largo de su historia a impulsar la competitividad de la región”, prometió Bolaños. Pero no solo la comunidad, sino también las comunidades ganan al vincularse.
Lo explica Raúl Zelaya, decano académico de la Escuela Agrícola Panamericana El Zamorano: “Nuestro secreto tiene que ver con la vinculación. Cuando pedimos a los maestros que se vinculen con la realidad de la región y viajen para estudiar programas de producción lechera con compa-ñías grandes, desarrollan semilla y crean alianzas con empresas privadas que producen semillas para países desarrollados, eso nos obliga a traer esa tecnología al campus”.

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