viernes, 23 de noviembre de 2012

Centro Universitario de Acceso: Rompiendo el cerco de la pobreza

Hace algunos años la probabilidad de que un joven residente en alguno de los residenciales públicos de la ciudad de Mayagüez cursara estudios universitarios, era bastante baja. Las estadísticas indicaban que muy pocos lograban superar el cerco de problemas en los que se desenvuelven desde su infancia, para llegar a obtener una educación que les permita otras alternativas. Esa sigue siendo la realidad de la mayoría, pero hay un grupo de esas vidas jóvenes que, gracias a profesores y estudiantes del Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico, ya ha logrado iniciar estudios universitarios, algunos en el propio Recinto, y otros están camino a alcanzar ese objetivo.

El programa que está logrando hacer realidad los sueños juveniles de un grupo grande de mayagüezanos se llama “Centro Universitario para el Acceso” (CUA). Este novel esfuerzo existe gracias a una aportación económica de la Fundación Francisco Carvajal, que desde hace cinco años se comprometió a aportar los recursos para cubrir los gastos del programa, pero es el entusiasmo de profesores y estudiantes del Recinto de Mayagüez lo que lo hace posible. Su primera directora y la persona a cargo de montar la estructura básica del programa fue la Dra. Rima Brusi, catedrática de la institución. (Curiosamente, la profesora Brusi resulta ser nieta de uno de los primeros directores de CLARIDAD, José Gil de Lamadrid). Actualmente es dirigido por la Dra. Lissette Rolón. Es, precisamente, a la doctora Rolón, a quien acudimos para que nos resuma los objetivos de CUA.

Dice la profesora Rolón: “El Centro Universitario para el Acceso es un proyecto de investigación y alcance de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez que tiene como objetivo medular fortalecer las aspiraciones universitarias y el aprovechamiento académico de jóvenes de escuela intermedia y superior pública que viven en residenciales públicos de Mayagüez. El mismo ofrece apoyo académico en diversas formas (tutorías, asignaciones supervisadas, repasos del College Board) y orientación universitaria a 120 estudiantes desde el grado séptimo hasta el grado doce”.

En el ambiente en que muchos de esos estudiantes viven no siempre encuentran los mejores estímulos para seguir en la escuela hasta lograr entrar a la universidad y, luego, para mantenerse en ella y graduarse. De ahí que el porcentaje de deserción escolar sea alto y los que logran mantenerse en la escuela no siempre alcanzan las destrezas que les permitan competir hasta lograr el ingreso a alguna universidad. El esfuerzo que se requiere para ayudarlos a alcanzar esos objetivos debe manifestarse en diversos planos. Es necesario, en primer lugar, trabajar con los jóvenes para mejorar su actitud hacia el estudio y ayudarlos a entender mejor el entorno social en que viven. La violencia que afecta a algunas comunidades y la limitación de recursos económicos a veces conspira contra el deseo de estudiar. Luego viene la segunda fase que se dirige a mejorar su formación educativa reforzando su conocimiento en áreas básicas como matemáticas, ciencia e idiomas.

El trabajo lo realizan estudiantes del Recinto de Mayagüez bajo la dirección de profesores como la doctora Rolón. Estudiantes y profesores van a las comunidades a buscar a los jóvenes y a interactuar con ellos. También – y ésta es una de las experiencias más interesantes – los traen a la universidad para que aprovechen sus facilidades recreativas y de estudios. Así estas muchachas y muchachos van acostumbrándose al ambiente universitario y empiezan a alimentar el deseo de algún día llegar a ser parte de ese ambiente de manera plena. Durante el verano se organizan campamentos con visitas a lugares importantes de la región oeste y además aprovechan las instalaciones recreativas que hay en el Recinto mayagüezano.

Según el último informe sometido por CUA a la Fundación Francisco Carvajal los problemas que limitan el acceso de los jóvenes de residenciales públicos a la universidad son “competencias académicas débiles, sobre todo en español, inglés y matemáticas”; “poco o nulo acceso a información y orientación sobre la universidad”; “poco o ningún modelaje u orientación de madres, padres o encargados” y las siempre presentes limitaciones económicas. Estas condiciones son las que crean un círculo vicioso que se traga a los jóvenes y muchos terminan siendo lo que fueron sus padres y en ocasiones la experiencia es peor.

CUA aspira a romper ese círculo proveyendo apoyo académico (tutorías en la universidad, por universitarios, asignaciones supervisadas, repasos intensivos), orientaciones intensivas (13 estudiantes por mentor) y, lo que tal vez sea más importante, “inmersión de los jóvenes en el espacio universitario y exposición a otras experiencias educativas fuera de su entorno.” Luego CUA les paga la tarifa para tomar el examen del College Board y los ayuda a confeccionar las solicitudes para ingreso a las universidades.

El resultado de ese esfuerzo (el programa lleva apenas 5 años, por lo que ahora se están graduando los que comenzaron en séptimo grado) ha sido extraordinario: el 88% de los que ya se graduaron de escuela superior logró acceso a alguna universidad. El 17% de ellos logró ingresar al Recinto de Mayagüez de la UPR que, por sus ofrecimientos académicos, es uno de los más solicitados. Hay otro dato tal vez más importante: hubo un 90 por ciento de retención en la escuela. A nivel de todo Puerto Rico este dato es de 55 por ciento.

“Todo esto ha sido posible”, nos dice la doctora Rolón, “en buena medida, gracias al auspicio de la Fundación Francisco Carvajal a través del proyecto denominado, Democratización del conocimiento 2008-2013. El donativo de la Fundación ha hecho posible que el CUA desarrolle un modelo de intervención exitoso que atiende de manera frontal la desigualdad por causa de la pobreza y la marginación social.”

“Asimismo”, añade, “ el donativo de la Fundación Francisco Carvajal hace posible que el CUA emplee a una treintena de estudiantes universitarios,(algunos provenientes de residenciales públicos del país. Esta experiencia supone para ellos un complemento extraordinario a su formación universitaria y una cátedra en el desarrollo de su conciencia social y de su compromiso para con los problemas de urgencia social en Puerto Rico. La inmensa mayoría reporta que el CUA cambia su vida, no sólo a nivel académico, sino personal.”

“El CUA constituye un modelo de investigación y acción que, gracias a la Fundación Carvajal, ofrece una esperanza para la educación del país y, sobre todo, es una oportunidad luminosa para estudiantes y sectores sociales marginados. El CUA les recuerda su potencial, su capacidad y sus posibilidades y ellos descubren que es posible y que la educación les asegura una mejor.”

La Dra. Rolón añade que el CUA tiene también un objetivo académico desde el punto de vista universitario porque sirve como taller de investigación para profesores y estudiantes. Las experiencias con el programa han sido recogidas en una serie de cuadernos que se utilizan en los cursos universitarios y que están disponibles para cualquier persona interesada. En los últimos meses otras fundaciones puertorriqueñas están considerando reproducir la experiencia del CUA en comunidades del Área Metropolitana de San Juan en coordinación con otras universidades y los cuadernos publicados pueden ayudar en la organización de esos nuevos proyectos.

El éxito del CUA contrasta con lo que sucede en el Departamento de Educación de Puerto Rico donde se invierten millones de dólares en programas de tutorías cuya efectividad ha sido cuestionada. Buena parte del dinero va a parar a corporaciones privadas sin que se produzcan cambios importantes en el nivel de aprovechamiento y de retención escolar. Tal vez la diferencia esté en el envolvimiento directo y desinteresado de estudiantes y profesores del RUM, que logran multiplicar los recursos que aporta la propia universidad y la Fundación Carvajal. Además, la incorporación de los jóvenes de escuela intermedia y superior a la vida universitaria contribuye a estimular su deseo de seguir formando parte de esa comunidad.


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