Hace aproximadamente 18 años se creó en la colonia Tarahumara, al poniente de la ciudad, el centro de educación básica enfocado a la enseñanza indígena, en él cientos de niños rarámuris han iniciado sus estudios, pero sólo una persona ha logrado llegar hasta la universidad.
Se trata de Carolina Fuentes, de 28 años, quien a los 24 ingresó a la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) para estudiar la carrera de Educación, pero por falta de recursos económicos tuvo que abandonar los estudios.
“No tenía para comer ni para la ruta”, dice, pues cada vez que salía de la Universidad regresaba a casa caminando, hacia un trayecto de más de dos horas.
Sólo llegó hasta el cuarto semestre. “No tenía recursos, no había de otra”, explica Carolina mientras sostiene en brazos a su hijo a Eduardo, de 6 meses.
Ni siquiera fue fácil para ella ingresar a la Universidad, llegó allí con ayuda de una maestra que le dio cursos en la secundaria, hizo el examen de admisión dos veces, hasta que quedó.
“Me iban a mandar a dar clases a Guachochi”, cuenta la mujer de 28 años quien porta encima un vestido con estampado de flores, a la usanza de la costumbre étnica.
Carolina aprendió español hasta sus 12 años, a pesar de que cursó la primaria bilingüe. “Les entendía lo que me hablaban, pero me era difícil expresarme en castellano”, dice.
Nació en Nararachi, comunidad de Chihuahua, y vino a Juárez muy pequeña con sus padres. Tiene dos hermanas: Yolanda y Rosario, de 31 y 27 años; la primera sólo concluyó la primaria, la segunda llegó hasta la secundaria.
Actualmente 187 niños estudian en la Primaria Bilingüe Tarahumara y 63 pequeños, mestizos e indígenas, acuden al preescolar Sewa Sewarame, cuyo significado en español es ‘Flores Floreciendo’.
Desde que se creó el centro de educación básica, enfocado a la enseñanza indígena, la población estudiantil rarámuri en el preescolar ha predominado en el 80 por ciento, es decir, por 50 alumnos que ingresan 40 son indígenas.
Lo contrario sucede en la primaria, donde más del 60 por ciento de la demanda estudiantil corresponde a mestizos. Por ello, por cada 100 niños que ingresan, menos de 40 son rarámuris.
Conforme los indígenas avanzan de grado, disminuye el índice de estudiantes de la etnia. El principal factor al que responde el fenómeno es económico.
Las oportunidades de trabajo con las que cuentan los integrantes de la comunidad tarahumara son casi nulas, la mayoría se dedica a vender artesanía en los principales cruceros de la ciudad.
La razón por la que no consiguen empleo es porque la mayoría de los adultos no tiene estudios, así que ni siquiera saben escribir, explicó Rosalinda Guadalajara Reyes, gobernadora de la comunidad en la colonia Tarahumara.
Los indígenas que llegan a la secundaria representan apenas el 50 por ciento de los que concluyen sus estudios en la primaria, “y hasta me parecen demasiados”, dijo Emma Ferranés, directora del preescolar Sewa Sewarame.
Los estudios de secundaria los realizan en una telesecundaria que también pertenece al centro de educación básica, pero a diferencia del preescolar y la primaria no enfoca sus estudios en la enseñanza indígena.
De los casi 50 niños rarámuris que inician sus estudios en el preescolar, sólo uno o dos llegan a la preparatoria. Actualmente dos se preparan en el Instituto Chihuahuense de Educación para los Adultos (Ichea).
“Me hubiera gustado concluir, pero no pude. Estaba desde las 7 de la mañana hasta las 4 de la tarde en la escuela sin comer, me sentía mal y luego regresaba caminando, fue pesado”, cuenta Carolina. (Alejandra Gómez/El Diario)
domingo, 2 de marzo de 2014
A contracorriente del kínder a la universidad
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